El paisaje de la Mancomunidad como fuente de inspiración

La singularidad paisajística constituye un poderoso recurso para el desarrollo turístico en el medio rural. El paisaje de la Mancomunidad es una belleza, y una fuente de riqueza material e inmaterial, que puede convertirse en el hilo conductor de nuevas experiencias de turismo rural y de naturaleza.

Dentro del Plan de Sostenibilidad Turística, se concede especial importancia al trabajo de recuperación de conocimiento en torno al paisaje en su concepción más amplia; matices y valores ambientales y ecológicos, y también, los basados en la historia y la cultura, que pueden convertirse en la base de trabajo para generar nuevas experiencias y actividades que nos activan los sentidos, y nos permiten conocer y disfrutar del paisaje. De este modo, se trabaja en elementos como la botánica, la fauna, el cielo estrellado, los usos tradicionales vinculados a los diferentes paisajes y la cultura local asociada, entre otros aspectos y elementos.

El soporte ideal para el turismo accesible e inclusivo

El paisaje no sólo nos brinda la oportunidad de disfrutar de bellas escenas visuales, también posee un lenguaje y unos matices, como los sonidos, los olores, las formas, las texturas, y una extraordinaria fuente de riqueza inmaterial, aún por descubrir. Esta mirada y este conocimiento nos brinda también magníficas oportunidades de interpretación y diseño de actividades para todas las personas.

En los proyectos en los que se trabaja vinculados al paisaje, la atención no sólo se orienta a los espacios más conocidos o los que poseen alguna figura de protección ambiental, sino también otros rincones cercanos, que pueden convertirse en nuevos referentes territoriales, gracias a su conocimiento y valoración desde otras miradas interpretativas, como la observación de los múltiples detalles y elementos de la naturaleza y de la cultura del paisaje local.